jueves, 15 de abril de 2010

El Senador Ejemplar de Distrito gana mas que el presidente Dmitri Medvédev y el primer ministro Vladimir Putin de Rusia la segunda potencia mundial.

Gana anual12 millones de pesos, unos 331 mil dólares (cerca de 250 mil euros) .
El “barrilito”, el asalto por el Senado de bienes públicos, y su bastardía, el “cofrecito”, no son los que algunos generosamente llaman aberraciones propias del deterioro de nuestra vida política.
Se trata con toda propiedad de algo más aterrador, una escandalosa muestra de cómo un grupo, en un país carente de instituciones, puede valerse de posiciones en el Congreso para otorgarse canonjías y privilegios a costa del erario nacional, bajo el falso alegato de dar cumplimiento a compromisos sociales ajenos a la labor legislativa.
Para que se tenga una idea de la magnitud de este descarado e ilegal uso de recursos públicos, sería suficiente hacer una breve comparación con los ingresos de los dos funcionarios rusos de más alto nivel, el presidente Dmitri Medvédev y el primer ministro Vladimir Putin y los que los senadores del Distrito Nacional y la provincia Santo Domingo reciben por concepto del “barrilito”, sin incluir otros beneficios. Rusia, con miles de misiles con ojivas nucleares con capacidad para borrar del mapa a Europa occidental y Estados Unidos y mayor productor de petróleo del mundo, paga a su presidente 78,000 euros anuales y a su primer ministro unos 83,000, para un total de 160 mil euros al año, según se puede leer en la página web del gobierno de la Federación Rusa.
En cambio, gracias al “barrilito” al senador del Distrito y a su par de la provincia vecina, sólo por esa vía, le entran anualmente alrededor de 12 millones de pesos, unos 331 mil dólares (cerca de 250 mil euros) anuales por cabeza, al cambio oficial.
Es decir, cada uno de ellos obtiene por esa infame decisión casi dos veces lo que los jefes del Kremlin reciben en conjunto. Sabemos también que el salario del presidente de Estados Unidos apenas supera el monto del salario y otros beneficios de esos dos senadores criollos. Cuando hablo de monstruosidad me quedo bien corto.
Miguel Guerrero es escritor y periodista
La columna de Miguel Guerrero

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