sábado, 2 de diciembre de 2006

El presidente Wellintong Arnaud defendio la cuota de la juventud, en las eleciones de medio termino.

Los partidos decidieron otorgar cuotas a las mujeres y los jóvenes, más por salir del paso que por convencimiento de que eso fuera posible, y ahora no saben cómo cumplir. Las primeras dificultades ocurrieron en los procesos de renovación de sus cuadros directivos y sus organismos, cuando el género y la edad debieron batirse a fondo para que fueran reconocidos sus porcentajes. Mal que bien se llegó a camino. Ahora suceden las elecciones congresuales y municipales y en las boletas deben figurar mujeres por ser mujeres y jóvenes por ser jóvenes. Las mujeres encontraron amparo en la Junta Central Electoral, que está advirtiendo con la ley en la mano sobre el respeto a ese estatuto. Los jóvenes, por su parte, andan un poco a la deriva, huérfanos de apoyo. No se sabe cómo se resolverá el problema de las mujeres, pues no hay suficientes aspirantes para completar el número establecido. Por ejemplo, no todos los partidos tienen cincuenta y nueve mujeres que hayan expresado el deseo de ser diputadas, y si las tuvieren, estarían dispersas y en circunstancias difíciles para competir. ¿Puede un partido arriesgar la posibilidad de alcanzar una curul sólo por reservársela a una mujer que no la puede ganar? Las mujeres no sólo quieren cuotas o porcentajes, sino que exigen condiciones más favorables que los hombres: hay que buscarles los recursos y hacerles la campaña, por aquello de sexo débil. Quieren participar en política, y aspirar a cargos de importancia -dentro y fuera de los partidos-, pero de manera confortable, sin coger lucha como los hombres...


LOS TURNOS.- Como todavía no se han conformado las boletas, no puede saberse cómo quedarán las mujeres y los jóvenes, pero ni unas ni otros se confían mucho en las cúpulas de sus partidos. Por ejemplo, los jóvenes del PRD están por desatar los demonios de la rebeldía ante la sospecha de que el presidente y el secretario general quieren hacerles una trastada. En el último Presidium Wellington Arnaud tomó un turno para defender la cuota de la juventud, e hizo algunos señalamientos de que si no se aplicaba lo establecido, iba a ser difícil integrar los jóvenes a la campaña. Ramón Alburquerque quiso pararlo en seco, argumentando que ese no era tema de la reunión, pero el muchacho le salió respondón. Le dijo que estaba en ese encuentro porque era vicepresidente del PRD, pero le recordó que también era presidente de la Juventud Revolucionaria Dominicana y estaba obligado a postular por sus representados. Después hizo uso de la palabra otro joven, Juan Mateo, y habló en los mismos términos que Arnaud. Juan Carlos Guerra estaba en el orden, pero parece que Alburquerque se dio cuenta de que esas intervenciones corridas de jóvenes eran parte de una confabulación, y lo voló, permitiendo que Ana María Acevedo dijera algo que había quedado pendiente de la cita anterior. Ella se tomó más de media hora en su exposición, cansó al auditorio y Alburquerque aprovechó para dar por concluidos los trabajos. Guerra se quedó sin hablar, y el caso de los jóvenes no fue discutido, como era el interés de Arnaud, Mateo y Guerra...

1 comentario:

Anónimo dijo...

es un joven con un futuro cierto, es necesario seguir divulgando este tipo de informaciones para que no se queden en el aire.

Wellintong se fajo y defendio a muchos jovenes que se comprometieron con sus comunidades.

sigue asi trabajando hermano tienes que hacer entender a los dirigentes, que la juventud no es el reemplazo si no el RELEVO politico.